Espacios personales

Uno debe poder tener espacios para hacer realmente lo que siente o lo que tienen ganas. Es sano, es liberador, es recomendable... Este es justamente uno de ellos en mi vida. Expresarme o no, contarles esto o aquello, poder venir o ni mirar este rincón donde hago recreo de mis obligaciones y sé que ustedes están allí esperando o disfrutando, como yo al compartirlo… Si esto dejara de ser así, seguramente este espacio no existiría.
Surgió para ser un lugar de encuentro, donde poder quitarme los zapatos y abrir mi corazón y mi mundo de manera personal -aunque haya quienes crean que nada de lo que hay acá son detalles personales… será seguramente porque han caído en la vorágine de leer compulsivamente blogs y creer que a simple vista todo es más de lo mismo.
Pero no, ustedes lo saben, yo lo sé.
Hoy me doy el lujo de decirles, sin llegar a ser evaluación del mes que me ganaron la dispersión y las obligaciones, que hubo poco tiempo para poder sentarme, con cariño y tranquilidad a compartir algún detalle. Por eso justamente no quise de dejar de compartir este.
Gracias por estar del otro lado, queriendo recibir, a corazón abierto.

Gracias Marzo!

Marzo nos llevó más allá de las expectativas. Hubo de todo, la vida misma… éxitos que terminaron en fracasos, descanso que se convirtió en creatividad, “inesperados” que se transformaron en realidades, “inimaginables” que pasaron a ser pendientes… crecimientos, pasos, cuaresma, trasformaciones interiores, recuerdos desde el corazón.

Es solo el comienzo de un breve camino, 2010.
Marzo querido, fuiste compañero y amigo. Estuviste ahí sosteniendo el devenir que se hizo presente.


Siempre sos mejor de lo que te anunciamos. Que esto sea una reivindicación. Gracias.

El crucificado ha resucitado, aleluya!!

DOMINGO DE PASCUA
¡¡HA RESUCITADO!!
Si algún milagro hubiésemos pedido hubiera sido este. Pero no lo pedimos. Nos olvidamos en medio del dolor. Y aquí estás! Casi tan increíble como tu muerte!!

Señor, Maestro sos vos? De verdad? Pareces tan increíblemente otro! Pero decís las mismas cosas… y otras más, nuevas, que dan sentido a los hechos de estas últimas horas!!

Sí Señor sos Vos, no puede ser de ninguna otra manera. Las mujeres vinieron a buscarnos para decirnos que ya no estabas entre las piedras frías de tu sepulcro, que se les habían aparecido unos ángeles… parecían cosas de mujeres… pero cómo no creerles con esa fe inquebrantable con que te acompañaron estos días! Cómo no escucharlas si con ese tono de amor solo se puede gritar que estás vivo!

Todavía no entiendo… no te moriste…? Qué sucedió?

Yo lo ví, a mí no me lo contaron! Pero también estoy acá y te veo, y te toco, y te vuelvo a mirar y reconozco tu mirada del viernes, con el mismo amor, no, no, con más amor, con tu amor, por mí, por él, por nosotros, por todos…

Maestro, quiero estar con vos, no te vayas más, no quiero sufrir más sin Vos… quedate y explicame que no entiendo. Yo no me voy de tu lado pero decime cómo hago…

Testigo del crucificado

TRIDUO PASCUAL
SABADO SANTO
Silencio. Muerte. Locura silenciosa y tristeza profunda.
Ya no hay palabras. No hacen falta.
Perdimos lo que amábamos. A él.
A él que nos deslumbró con su modo, su mensaje, su manera de vivir.

Fueron tres años y parecieron muchos más… tantas anécdotas, tantas historias y horas compartidas, tantas personas desconocidas que pasaron a ser amigos, tantas vidas transformadas… no moriste en vano. Ya todos somos distintos. Nada será igual sin vos. Pero nada será igual de ahora en más…

Mi cabeza te trae a la memoria y mi corazón se estruja en llano. Te extraño. Tanto te extraño. Comienzo a valorar lo que hasta ayer era cotidiano: tu charla, tus silencios, tu modo de empatizar con la gente, tu manera de conocerla en profundidad, tu firmeza para tratar a los que no conjugaban con tu valor por la persona humana, por las mujeres, por los niños, los desprotegidos, los enfermos, los pobres, los marginados…

Será que deberemos tomar tu lugar y defender así tu mensaje?
Qué harías en nuestro lugar Jesús?
Qué harías si se te hubiera muerto el sentido de tu vida?

Tengo miedo. Tenemos miedo. El habernos juntado de nuevo no nos trajo tu valor.
No queremos terminar como vos… querido Jesús… amado Maestro… que haremos sin vos...
Sin vos… no creemos poder nada…

Testigo de una pesadilla

TRIDUO PASCUAL
VIERNES SANTO

Estoy sumergido en una nube que me asfixia y me angustia, siento una terrible opresión en el pecho que no me deja respirar. Alrededor mío todo es frenesí y locura. Las imágenes se suceden con vértigo y sinsentido. Desde hace una horas, diría para expresarlo de algún modo, el tiempo ha dejado de tener signos de razón. No sé si han sucedido segundos o años. Sólo quiero volver a Galilea. Sólo quiero volver a mi rutina de orilla de barcas y pescadores. Solo quiero volver el tiempo atrás y que todo esto haya sido un sueño. Un sueño que hoy se ha tornado en pesadilla. De esas que uno quiere despertar y no volver a dormirse nunca más.

No sé qué sucede en esta ciudad inmensa de juegos políticos sucios y traiciones. Es verdad que uno puede contagiarse del entorno, entonces? No éramos así hace unos días, o sí? Todo es confusión en mi cabeza y mi corazón sólo quiere volver a casa. Quisiera tenerte acá, y ni siquiera sé dónde estás en este momento. Cómo puede ser?!! Cómo puede ser me pregunto y nada tiene respuesta!!!

Estoy desesperado, pero sé que no quiero terminar como Judas esta mañana. Judas!!! Qué misterio! Qué cagada! Este final fue su culpa? No sé, pero algo sucedió desde que entramos a Jerusalén para celebrar la Pascua… siempre suceden cosas raras en torno a Jesús, pero desde hace unos días se percibía un no sé bien qué, que anunciaba algo, y sucedió! Qué horror, qué miedo… Sólo quisiera también morir.

Ayer, después de la cena Jesús estaba raro. Toda esa comida fue muy extraña. Jesús decía cosas que ahora van teniendo más sentido. Ya sabía!! Él sabía que esto sucedería! Ahora entiendo!!! Pero no sé, no estoy seguro, no estoy seguro de nada ni de nadie ya. Cenábamos cuando Judas se levantó y se fue. A nadie le llamó la atención, era un tipo raro, siempre andaba en cosas raras. Esta mañana se ahorcó, todavía no tengo muy en claro por qué.

Acompañamos a Jesús a los olivares de afuera de la ciudad porque quería estar solo. Era bien entrada la madrugada. Mientras él oraba lejos, nosotros permanecimos juntos, queríamos estar con él, pero él quería estar solo. Igual no lo dejamos, pero nos quedamos dormidos. Cuando los gritos nos despertaron ya todo era un caos: guardias, violencia, caballos, gritos. La escena cobraba surrealismo con Judas cerca de Jesús, saludándolo con cariño. Amagamos a tratar de que los romanos no se llevaran a Jesús, pero enseguida desenvainaron las espadas y no pudimos hacer mucho. Se llevaron a Jesús y también se fue Judas con ellos. No entiendo todavía… no, a lo mejor sí, ya voy entendiendo, el muy hijo de puta!! Ahora veo más claro qué hacían las monedas en el suelo de dónde lo encontraron!! Qué horror!! Qué locura!!

Allí perdimos de vista a Jesús, se lo llevaron y pensamos que también nosotros terminaríamos igual, pero ni nos miraron. En la revuelta corrimos para todos lados. Volví a la ciudad, amanecía, y Jerusalén era un lío de gente. Traté de pasa desapercibido. A media mañana Herodes anunciaba que iba a soltar a un preso por la fiesta y fue ahí donde el sinsentido tuvo su peor momento: ofrecía soltar a Jesús y todos confabulados pidieron por otro tipo. Ahí comencé a temer por mi vida. Tal vez algún otro de nuestro grupo estaba preso ya. Nada sabía, no había visto a nadie. En ese estado sólo me quedaba esperar. El tiempo era increíblemente lento y desesperante. De repente el griterío volvió a subir de tono, y las corridas y los guardias cobraban de nuevo protagonismo. Las mujeres lloraban, los hombres se empujaban y algunos se reían y burlaban del preso que caminaba hacia el Calvario. Mi corazón se desgarró cuando me crucé la única mirada que recordaré en mi vida con Jesús, que agonizando ya cargaba con el eje de su cruz. Irreconocible. Ensangrentado por todos lados, todo él evidenciaba que estas horas habían sido de locura y muerte para él. Coronado. Lo había coronado con ramas de espinos entrelazados!! Era claramente una burla. Mi corazón se me salía del cuerpo. Sentía que estaba bajo los efectos del sopor de una droga, mi pecho me dolía y la mirada amorosa de amigo sólo me decía desde lejos, que le siguiera creyendo, que estuviera con él. Qué estuviera con él…

Todo sucedía sin detenerse. Él se caía, amagaban a ayudarlo y los romanos gritándole lo empujaban y pateaban. La turba me arrastraba, y entonces descubrí a María, y a la Magdalena, y a Marta y María, las hermanas… ellas sí tenían el coraje, ellas sí tenían el valor. Parecía que no les importaba nada. Daba la impresión que si hubieran podido hubieran elegido ser crucificadas con él… mi Maestro, mi Amigo… Pero cómo podía ante esa escena seguir llamándome amigo, si lo único que quería era despertarme de esa pesadilla y estar en Galilea, como días atrás!!! Algo o nada me cerraba. Nada me cierra.

Llegamos a la cima del Monte y después de humillarlo hasta el final, le quitaron la túnica y desnudo lo insultaban frente a su madre, que parecía vivir la misma pesadilla de locura que yo.
Elevaron el leño que servía de cruz y que había venido cargando y allí lo dejaron, junto a dos tipos sucios y desconocidos, uno a cada lado, como para que vigilaran que no se fuera a ningún lado. Qué ironía, los tres crucificados. La escena era increíble, todavía ahora lo sigue siendo.
En medio de llanto y el dolor, la tristeza del ambiente, lo gris de paisaje lúgubre vi a Juan, que abrazaba a María y juntos miraban inverosímilmente a Jesús. Jesús los miró y les habló, después María volvió a quebrase y Juan se la llevó a un lado.

Al rato, en medio de la soledad más profunda e inimaginable se escuchó un alarido y murió. Fue terrible. No podía creer lo que mis ojos veían. No había nadie conocido. Yo envuelto en mi manto trataba de no ser visto a la distancia. Solo las mujeres seguían allí. Rápidamente los lanceros se acercaron y se aseguraron de que no estuviera solamente desmayado, le quebraron los huesos y le clavaron la lanza… increíble. Juro que lo cuento y yo mismo no creo lo que digo.

Finalmente todos se fueron, los tres estaban muertos. Era viernes y en un rato más comenzaría el sabat. La tarde estaba oscura, como si todo acompañara nuestra angustia y nuestro dolor. Nuestra orfandad, nuestra soledad más profunda. Nada tenía sentido ya. Nada era lo que esperábamos. Atrás quedaron las historias compartidas y los días de alegría y sorpresa por el nuevo proyecto. Todo estaba terminado. De la manera más dramática e inimaginable. Nadie quedaba a la vista para sostenerlo. Fin. Irrazonablemente fin.

Unos hombres se acercaron y lo bajaron con dificultad, sacándome de mis pensamientos. Amorosamente se lo entregaron a María quien lo abrazó y lo acunó recordando, seguramente, aquella noche en el pesebre de Belén. Hasta faltaba José para cuidarlos… cómo lo necesitaba seguro en aquel momento. Sólo él entendería lo que aquella muerte infame significaba en su corazón… Juntos, y entre varios se lo llevaron de aquel escenario inolvidable… para adorarlo, para darle dignidad a ese cuerpo de aquel ser tan amado… para despedirlo…

Todavía no puedo creer lo que estoy diciendo… despedirlo…
Hace un rato demasiado largo que no veo a mis amigos. Tengo miedo de ir a buscarlos.

Nos ama hasta el fin...

TRIDUO PASCUAL
JUEVES SANTO


San Pablo escribe en la segunda lectura que se relee en la misa de la Cena del Señor, liturgia del día de hoy…
“Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin.”

Cada vez que llega en momento de la consagración de la misa, me viene al corazón la situación personal en la que se encontraba Jesús en ese momento… intuía que estaba por pasar lo inevitable, pero no sabía el cómo, se veía venir un desenlace dramático, pero no sabía el momento exacto, solo permitió que los acontecimientos fueran desarrollándose… pero no dejando de hacer lo que tenían previsto… y allí estaban… esperando la Fiesta de la Pascua… juntos, cada uno con su proceso personal por dentro… y así cenaron, por última vez – sin saberlo ellos, sus discípulos-.

Y en esas condiciones de carga emocional, de un clima político denso, de un clima grupal bastante velado, se reunieron y compartieron una comida que Jesús presidió.

Sabiendo todo lo que sabía hasta ese momento, ofreció quedarse entre ellos de esa manera tan poco convencional, bajo la apariencia del pan y del vino, y así lo dijo, aunque no entendieran nada…

Mi traducción sería: aunque no entiendan, aunque me traicionen, aunque me nieguen, aunque duden, aunque les cueste seguir este proyecto, aunque todas las debilidades humanas les jueguen en mi contra y en contra del Plan del Padre, me quedo con ustedes hasta el fin, para acompañarlos, para darles fuerza, para sostenerlos, para alimentarlos, para hacerles hacer memoria de lo que compartimos juntos, para que sigan apostando por dar testimonio de mí en su fragilidad… me quedó con ustedes, aquí estaré, para siempre, hasta que vuelva, escondido en la cotidianeidad del pan y del vino compartido y en mi Nombre…

“Él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin…”