“El primer día de los Ácimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: "¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?". El respondió: "Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: 'El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos'". Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.”
Mt.26
Para los cristianos el tiempo litúrgico no coincide con el año civil. Comienza a fines de noviembre, cuatro semanas antes de Navidad para preparar el nacimiento de Jesús. A grandes rasgos continúa un período de tiempo ordinario, donde rememoramos la vida de la infancia de Jesús para entrar en el tiempo que llamamos Cuaresma, que son las semanas de preparación para la gran fiesta del año que es la Pascua.
La fiesta de la Pascua es el domingo con el que culmina la gran Semana del año litúrgico o Semana Santa. En ella recordamos y revivimos los momentos las significativos de la vida de Jesús, el Mesías Salvador, previos a su muerte y resurrección, momento culmen de la Semana y del año litúrgico.
La fiesta de la Pascua de Jesús es la que celebramos para volver a conmemorar su paso de la muerte a la vida. Hecho central de nuestra fe.
Nuestra Pascua de Jesús, el paso de la muerte a la vida, hunde sus raíces de fe en la Pascua del Pueblo de Israel, en la que rememoran y reactualizan el éxodo desde su esclavitud en Egipto hacia la tierra prometida: Israel.
El mismo Jesús, como judío, celebraba esa fiesta cuando aconteció la suya.
Es un evento tan relevante que lo celebramos de manera permanente toda la semana posterior al domingo de Pascua y llamamos a esa semana “octava de Pascua”. El tiempo de Pascua se extiende durante cincuenta días, hasta la fiesta de la llegada del Espíritu Santo, Pentecostés.
Es decir, durante esta semana los cristianos revivimos la pasión y muerte de Nuestro Señor como hecho central de nuestra vida de fe. Son días de oración, ayuno y liturgia que concluyen el la gran fiesta del domingo, o mejor dicho el sábado por la noche, como lo establece nuestro ritual, en la Vigilia de Pascua. De esta Semana Santa, los días más fuertes son los últimos tres: del jueves al viernes, del viernes al sábado y del sábado al domingo. A esos días los llamamos triduo pascual, y revivimos las últimas horas de la vida de Jesús, su muerte y su resurrección.
La liturgia de estos días está colmada de signos y significados que expresan lo que el espíritu va viviendo. Son días para acercarse a las comunidades parroquiales a participar unidos de estos hechos que reactualizan la Palabra de Dios que va siendo la luz de estos días.
La fiesta de la Pascua es el domingo con el que culmina la gran Semana del año litúrgico o Semana Santa. En ella recordamos y revivimos los momentos las significativos de la vida de Jesús, el Mesías Salvador, previos a su muerte y resurrección, momento culmen de la Semana y del año litúrgico.
La fiesta de la Pascua de Jesús es la que celebramos para volver a conmemorar su paso de la muerte a la vida. Hecho central de nuestra fe.
Nuestra Pascua de Jesús, el paso de la muerte a la vida, hunde sus raíces de fe en la Pascua del Pueblo de Israel, en la que rememoran y reactualizan el éxodo desde su esclavitud en Egipto hacia la tierra prometida: Israel.
El mismo Jesús, como judío, celebraba esa fiesta cuando aconteció la suya.
Es un evento tan relevante que lo celebramos de manera permanente toda la semana posterior al domingo de Pascua y llamamos a esa semana “octava de Pascua”. El tiempo de Pascua se extiende durante cincuenta días, hasta la fiesta de la llegada del Espíritu Santo, Pentecostés.
Es decir, durante esta semana los cristianos revivimos la pasión y muerte de Nuestro Señor como hecho central de nuestra vida de fe. Son días de oración, ayuno y liturgia que concluyen el la gran fiesta del domingo, o mejor dicho el sábado por la noche, como lo establece nuestro ritual, en la Vigilia de Pascua. De esta Semana Santa, los días más fuertes son los últimos tres: del jueves al viernes, del viernes al sábado y del sábado al domingo. A esos días los llamamos triduo pascual, y revivimos las últimas horas de la vida de Jesús, su muerte y su resurrección.
La liturgia de estos días está colmada de signos y significados que expresan lo que el espíritu va viviendo. Son días para acercarse a las comunidades parroquiales a participar unidos de estos hechos que reactualizan la Palabra de Dios que va siendo la luz de estos días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario