Incomunicados


La comunicación es una gracia. Dios es comunicación. La comunicación fue lo que quedó afectado esencialmente por el pecado original en el interior del Hombre. Y cuando digo pecado original, no hablo de la manzana, ni de la serpiente, ni de ninguna de todas las imágenes que se encuentran en el imaginario colectivo popular.
Por pecado original hablo de la relación que el Hombre quiso romper con su Creador al querer ser como Él. Por eso la comunicación fue lo más afectado entre nosotros para siempre. Entre Dios y el Hombre, pero también entre nosotros.
Por eso la Gracia dada con la Resurrección de Jesús también vino a traer luz en este espacio quebrado también.
Desde allí, toda pequeña comunicación verdadera es una gracia, un milagro. Una situación que necesita inevitablemente de nuestra disponibilidad a la intervención divina para que se realice verdadera y eficazmente.
De ahí que una mirada que exprese comunicación verdadera, es una gracia.
Que una palabra de consuelo que llega en el momento justo, es una gracia.
Que una caricia tomada con el sentir que fue dada es una gracia.
Que cualquier palabra dicha y tomada así es una gracia.
Vivimos incomunicados porque no estamos ni siquiera atentos a esto. Debemos recuperar la sensibilidad para la comunicación y el encuentro verdaderos. Con Dios fundamentalmente, pero con nuestros seres queridos, y los que nos rodean. Debemos abrir nuestro corazón a Dios para que el mundo sea esencialmente distinto a lo que es…

1 comentario:

More Gemma dijo...

Hay mucha verdad en eso, pero creo que podemos más.