Rivina Humilis, un regalo de Dios...

Seguro que si algún jardinero ortodoxo llega a tu jardín, te las arranca de raíz y pretende eliminártelas para siempre… no me atrevería a decirte que es un “yuyo” porque le tengo muchísimo cariño, pero debe serlo…

La conocí porque creció sin pedir permiso en mi casa vieja…. Y me deslumbró con su follaje, su color verde vibrante y sus varitas de flores chiquititas blancas…. Y finalmente conquistó definitivamente mi corazón cuando la varita pasó a ser frutitos rojo casi naranja… Belleza!

Y los frutitos caen y ruedan por todas partes… y donde llegan se multiplican en plantitas nuevas, invadiendo todo con desparpajo y felicidad!

Como no era una planta formal, nunca la encontré en ningún vivero, no sabía ni su nombre, por lo que cuide muchísimo los ejemplares que tenía en mi casa. Cuando me mudé me la traje. En invierno desaparece, solo quedan las ramitas más fuertes y peladísimas, que te dan la tentación de arrancarlas y limpiar tu terreno de invierno: ERROR! Lo mejor viene con la primavera, ya que con una fuerza inusitada revientan las ramitas nuevas y oscuras en brotes tiernos… y te vuelve el alma al cuerpo!

Finalmente y de manera azarosa encontré el nombre en una revista de jardinería y lo comparto con ustedes, para que si se la encuentran se la lleven a su casa, como un tesoro de Dios… gratis y abundante, hermoso y renovable!!!

Características: Planta subarbustiva, erguida, muy ramificada. Posee hojas alternas, de 5 a 10 centímetros de largo, pecioladas, enteras, glabras o pubescentes, aovadas, acuminadas. Las flores son blanquecinas, pequeñas, dispuestas en racimos alargados. Sus frutos son rojos, más o menos de 5 milímetros de diámetro.
Crecimiento: Rápido
Exigencias: Suelo suelto y húmedo.
Multiplicación: Por semillas y división de matas.

Revista Jardín