En Lyon, en Francia, santa María de San Ignacio (Claudina) Thévenet, virgen, quien, movida por la caridad y con ánimo esforzado, fundó la Congregación de las Hermanas de Jesús y María, para la formación espiritual de las jóvenes, especialmente las de condición humilde.
Claudina Thévenet (1774-1837) fue una religiosa nacida en la región de Lyon, Francia, el 30 de marzo de 1774fundadora de la Congregación de Jesús-María para la educación de los niños abandonados, beatificada en 1981, y proclamada santa por el papa Juan Pablo II el 21 de marzo de 1993.
Cuando estalla la Revolución, y teniendo ella sólo 15 años de edad, vivió horas trágicas cuando Lyon fue sitiado. Dos de sus hermanos fueron ejecutados delante de ella, en represalia, en enero de 1794. Sus últimas palabras fueron: « Glady, perdona, como nosotros perdonamos », palabras que golpearon profundamente a la pequeña.
A partir de ese momento, Claudina decide consagrarse a aliviar las miserias que ella veía todos los días, con la fuerza de la fe profunda, la que ella misma transmitía.
El abad André Coindre, fundador de la Congregación de los Hermanos del Sagrado Corazón, le confía a dos jovencitas abandonadas en la Iglesia de San Nizier. Se ocupa de ellas con un gran celo y este encuentro fue el origen de su profundo amor por lo niños abandonados.
Lyon desde la Cruz Roja en el siglo XIX
Funda en 1815 La Providencia, con algunas compañeras bajo la forma de una asociación que ella preside hasta 1818. Bajo la influencia del Padre Coindre y en respuesta a su vocación, Claudina funda la Congregación de Religiosas de Jesús María, en Pierres-Plantées, La Croix-Rousse. En 1820, la congregación se instala en Fourvière. Recibe la aprobación canónica de la diócesis de Puy en 1823 y de Lyon en 1825.
Enferma, Claudina Thévenet, y cuyo nombre religioso era Madre María de San Ignacio, muere el 3 de febrero de 1837, en olor de santidad.
La prioridad de Claudina Thévenet era de recibir a los niños pobres o abandonados, a fin de brindarles una educación inicial y en seguida, enseñarles un oficio, todo ello junto a una instrucción moral y religiosa.
Claudina y sus compañeras fundaron pensiones para las jóvenes de clases muy bajas, aumentando los estándares de educación cristiana a todas las clases sociales.
Muchas pruebas marcaron la vida de la fundadora que, no solamente tuvo que sobrellevar la muerte trágica del Padre André Coindre, sino también tuvo que luchar por la autonomía de su fundación. Sin dejarse intimidar o abatir, se da a la tarea de construir la capilla de la Casa Madre y de preveer nuevas fundaciones.
Muchas pruebas marcaron la vida de la fundadora que, no solamente tuvo que sobrellevar la muerte trágica del Padre André Coindre, sino también tuvo que luchar por la autonomía de su fundación. Sin dejarse intimidar o abatir, se da a la tarea de construir la capilla de la Casa Madre y de preveer nuevas fundaciones.
En 1842 se expanden a India. En 1850 a España y en 1855 a Canadá.
Actualmente, Las Religiosas de Jesús María son más de 1800, repartidas en 180 casas, en los cinco continentes.
Toda su vida, Claudina Thévenet buscó vivir según su fe:
« Llevar una vida digna en el Señor y que le plazca en todo »
Se esforzaba a que sus hermanas fueran verdaderas madres para los jóvenes que les eran confiados. Les decía:
« Hace falta ser madres de estos niños, si, verdaderas madres tanto del alma como del cuerpo »
Sin ningún tipo de preferencia a cualquier persona.
« A los únicos que permito son a los más pobres, a los más miserables, a quines tienen los más grandes defectos, aellos, si, ámenlos mucho »
Claudina Thévenet (Madre María de San Ignacio) fue beatificada el 4 de octubre de 1981 por el Papa Juan Pablo II.
Fue canonizada el 21 de marzo de 1993 por el Papa Juan Pablo II.
Su fiesta litúrgica fue fijada el 3 de febrero.
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